1.6.12

El negro luminoso de Pierre Soulage



“Amo la autoridad del negro, su severidad, su evidencia, su radicalidad. Su poderosa fuerza de contraste le aporta a todos los colores una presencia intensa y, al iluminar los más oscuros, les confiere una grandeza sombría. El negro tiene posibilidades insospechadas y yo, atento a lo que ignoro, voy a su encuentro.”


Pierre Soulage.



                         

Todavía recuerdo esa exposición del MAM sobre expresionismo abstracto, en donde en la sala inicial del recorrido te recibía de frente un cuadro negro luminoso maravilloso, dividido en dos partes por la mitad. Por un lado, un liso negro que sólo dejaba ver su no color por el reflejo de la luz de la galería y del otro lado era corrugado y con textura, pero con el mismo tono oscuro que el lado liso.



La sensación de tacto que da a la vista ese contraste, fue sólo equiparable a querer acariciar esa primera parte lisa con una mirada suave y armoniosa y en un arranque de dinamismo, querer desgarrar la parte rugosa, tocarla y rascarse la piel, con ese negro que seduce con el juego de luz y sombra.


Soulage explica algo del interior del hombre en su pintura, en ella no se encuentra nada, sus absolutos significados están dados por el negro que devora el entorno con pinturas de gran formato, y los blancos que tácticamente aparecen en cada una de sus obras, ya sea como parte de la tela, ya sea como resultado de las sombras que crean sus texturas.







En esa abstracción vemos resumida la nada y el todo.



Es una abstracción discreta y elegante,valga la frase desgastada, no es necesario recurrir al bote de pintura insertado en el lienzo para significar la abstracción por si misma, como alguna vez hizo Antoni Tàpies, sino dejar que el color-no color y la textura te cuenten algo de la obra, algo del movimiento abstracto expresionista o tachismo europeo... pero al final algo de nuestro inconsciente.





Ese negro intenso, que alguna vez Ad Reinhardt busco en distintos tonos de azul oscuro, nos llevan a la totalidad, a la plenitud... silencio extremo, silencio ensordecedor eterno que sólo encontraremos a nuestra muerte.






Su obra es mayoritariamente monocromática, contrastante, blanco y negro, negativo contra positivo y viceversa e invita a pensar en la gestualidad del acto pictórico, en ella imaginamos los movimientos definitivos que llevan a crear las composiciones fuertes. Vemos el trazo y su intensidad, conocemos la trayectoria del movimiento corporal del artista.



Acto lógico corporal, que resulta en la creación de una obra abstracta e inconsciente.




El protagonista es el negro, pero a la vez las sombras y brillos que este color y las texturas y rugosidades dan en cada punto de vista y perspectiva de lectura del espectador... uno no mira a la nada, al final la sicología del color indica que el negro nos remite al misterio, al silencio, al infinito y a una fuerza pacifica etérea.







La obra de Pierre muestra y esconde, seduce con su misterio y rebasa su función abstracta, ofreciendo fuertes composiciones y sentido plástico de la obra, pero también invitando a pensar en aquello que no se ve, pero que, con detenimiento, nos cuenta una historia sin palabras, desgarradora y serena. 




“Un día, pintando, el negro había invadido toda la superficie de la tela. En este extremo vi, en cierto modo, la negación del negro. Las diferentes texturas reflejaban tenuemente la luz y de la oscuridad emanaba una claridad, una luz pictórica de cuyo particular poder emocional se originaba mi deseo de pintar. Me gusta que este color violento incite a la interiorización. Mi instrumento ya no es el negro sino esta luz secreta surgida del negro. Aún más intensa en sus efectos al ser emanada de la más grande ausencia de luz. Decidí seguir este camino. Donde siempre descubro nuevos horizontes.”