La exposición montada en el antiguo colegio de San Ildefonso
sobre el escultor Ron Mueck (1958, australiano), es una corta muestra del
trabajo del artista, sin embargo es un buen ejemplo de su obra.
Hiperrealismo de alto impacto, así ha sido mal llamada la
expo, ya que si bien son esculturas en un alto grado detalladas para cumplir
con su función realista, su mismo tamaño, ya sea engrandecidas o
empequeñecidas, les quitan el carácter real, verídico, por tanto no muestran la realidad de una manera más real, sino una variante de ella a escala.
El cambio de
proporciones, lo que muestra es una fragilidad del material que representa la
escultura: la vida humana a través de un cuerpo finito.
Los hombres y mujeres que esculpe Mueck, están casi siempre
desnudos y en posiciones de debilidad, ya sea acostados, en cama con
la sabana blanca o en una balsa enorme a la deriva. Aunado a esas condiciones
de vulnerabilidad, los seres que esculpe son bebés enormes, personas de la tercera
edad o hombres con caras desconcertantes y miradas perdidas en proporciones
disminuidas, jugando con el deseo de protección ante tales imágenes
desamparadas.
El reflejo de estas esculturas ante nosotros, es molesto e
intimidante, somos nosotros que vemos nuestra debilidad, la tristeza,
desesperanza y fragilidad de un ser humano. Las arrugas, pliegues, expresiones
corporales y faciales, nos acercan más a lo que somos sin mascarás, sin la
sociedad de consumo ocultando la muerte con productos de belleza y ropa de
diseñador.
La expresión facial y corporal de sus esculturas connotan
soledad, desesperanza, un ser sin nadie alrededor, sin el entorno que en su
“realidad” lo envuelve de ropas, accesorios y comodidades que le da una
seguridad de saber quien se es, ocultando el vacío del ser, ese que a veces
sentimos al estar solos y cuestionando la vida misma.
Un vacío que es personal pero que escondemos con acciones,
por ejemplo… un padre cuidado a cada momento a su hijo, enseñándole algo que ni
el conoce y ocultando la realidad por medio de cuentos con moraleja e ideología
occidental… nadie al ser niño piensa que va a morir y en vez de eso, todos a
cualquier edad buscamos un happily ever after tipo Disney.
Por otro lado caben destacar las composiciones de algunas esculturas, que evocan escenas bíblicas como en el caso del Juventud, 2009, en el que un negro adolescente se mete el dedo en un llaga de su torso, cuestionando su misma realidad, como lo hizo Santo Tomas. En otra de las esculturas, un bañista esta en posición de reposo tomando el sol, pero la museografía lo exhibe colocado en mitad de pared cual crucificado... aludiendo a los arquetipos arraigados por nuestra sociedad... a mi parecer, otro punto más para la identificación tan fuerte con la obra.
La obra de Mueck bien podría hacer referencia a la escultura hiperrealista de Duane Hanson, que realizo a escala real y como buen hijo del pop art, de una manera cínica, realizando obras que representan amas de casa y turistas gordos, con el outfit americano y sus estilo de vida sobrevalorando el consumo. En palabras de Eleanor Heartney: las esculturas de Duane son tan verosímiles que la gente las confunde con personas, las de Mueck hechas con fibra de vidrio, resina y siliconas, también presentan el máximo grado de detalle, pero es imposible tomarlas por seres reales debido a su escala… y a la manera de presentarlas, en donde el soporte no deja de ser importante y siempre hay un artificio que descubre la representación.
Esculturas de Duane Hanson: