24.8.09

Duchamp al desnudo, incluso….


En la búsqueda de un artista que haya contribuido a la expresión y de-construcción del arte de nuestra época, no viene a mi mente otro nombre que Marcel Duchamp, indudable pilar del arte contemporáneo.

Duchamp ha pasado a la historia por su obra trasgresora y su estilo de vida, que para algunos es parte de su expresión artística, mientras que para otros es sólo un gesto de indiferencia y falta de creatividad, en parte por dedicar los últimos años de su vida a jugar ajedrez y sumado a la creación de cada una de sus obras en miniaturas, que intencionalmente acaban con el aura y la unicidad de su propio trabajo.




Los meritos que se atribuyen a Duchamp resultan escandalosos y vanguardistas. Al ser padre del ready made, rompió con la barrera entre la cotidianidad y el arte, dándole estatuto artístico a un objeto ordinario que carece de belleza y anestesiado ante el disfrute, como muestra tenemos al urinario que convierte en fuente y lo introduce a un espacio museístico.




Además, termina con el concepto de autor/creador, al firmar sus obras con un nombre de mujer, aludiendo a los cambios del destino (Rose Selavy) y negando su propia autoría en estos objetos encontrados.




Estos son sólo algunos de los legados que deja Marcel, acertijos que permiten al arte comenzar una nueva etapa de auto reflexión y ceder espacios a la posmodernidad artística con la creación de obras que cuestionen y permitan conocer mejor nuestro entorno cultural y social.

El Gran vidrio...


El Gran vidrio (1923) declarado por su autor definitivamente inacabado después de 8 años de creación, es una escultura que atrae la mirada del espectador pero no lo requiere, lo invita a descifrarla pero es un enigma que se resuelve a sí mismo a cada segundo, ya que cuenta con orificios y discos, sus ojos espectadores que devoran su propia existencia.


Lo que cuenta el Gran Vidrio está roto, no hay una secuencialidad clara. Está marcado por el velo trasparente de la novia que ha salido a la luz, al romperse el vidrio que enmarca toda la obra…. la ha unificado y ha mostrado que el velo, como mito y ritual, unifica las dos mitades… ha unido a los solteros con la virgen que despojarán.

Duchamp rompió con el estereotipo de belleza femenina, mostrando una virgen que rompe con los cánones establecidos, enmascarándola en la abstracción de su obra, al volverla parte de una historia donde la pulsión es el motor de vida de su propio universo.

Ha dado rienda suelta a su imaginación viendo al hombre convivir con maquinas; hombres que piensan y actúan como maquinas; mujeres que se vuelven maquinas reproductoras y aparatos domésticos, pero a su vez, humaniza con su abstracción y da vida y movilidad a los estereotipos que pinta y monta en el vidrio.

Duchamp creó una obra maestra y notable del arte contemporáneo, con características que rompen no sólo con los materiales de una escultura, sino los valores sociales y morales, en donde la mujer es vista como una máquina de procreación, una virgen que a través de las pulsiones y la narrativa de la obra se convierte en puta, materializando sus pulsiones en una vía láctea que cobija la obra; por otro lado muestra a los solteros como títeres hipnotizados por la virgen, que al activar el molino de chocolate obtienen una mezcla lechosa y espesa que los excita y activa la su masculinidad sometida.

El gran vidrio es una obra que se retoma constantemente como paradigma de las creaciones artísticas contemporáneas, dando pauta a la creación de universos que exponen el pensamiento actual y que dejan ver de manera crítica las complicaciones de lo ordinario.
Jordi Gallo / Agosto 2009.

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